Hola a todos. Lo primero, como siempre, pedir perdón por este parón de motivos académicos que me ha separado de mi blog. Esta vez ha sido menos tiempo pero he estado una o dos semanas sin coger teclado y creedme que yo al menos lo he notado.
En fin, estas disculpas son las de siempre porque siempre me pasa lo mismo. Pero vamos al grano. He querido volver directamente a mi sección de “El bloc de Wemento” porque tenía la vena artística a flor de piel y era la única manera de calmar ambos antojos.
En este tercer capítulo, por variar de material, he decidido realizar un dibujo a carboncillo. Para ello, he elegido un motivo muy concreto: una escena bélica. Concretamente la de un soldado que se acerca sigilosamente a un molino alemán desde una pradera. La imagen es de la Segunda Guerra Mundial, donde el carboncillo juega un papel esencial: de esta guerra todas las fotos de que se disponen (al menos la gran mayoría, porque alguna que otra vez he visto algún documental a color aunque siendo éste muy pobre igualmente. Sinceramente no creo que la guerra sea muy colorida de todos modos) son en blanco y negro. Por tanto ese monotono característico de el carboncillo vendrá muy bien para reflejar dicha imagen en las que ya tenemos de la Segunda Guerra bien grabadas en nuestro cerebro.
He empezado pintando la pradera con un difuminado. En primer plano la parte elevada de la misma en la que se encuentra el soldado y en segundo plano la parte que queda tras la otra donde se encuentran esta vez tanto el molino como un granero. El objetivo de jugar con estos dos planos es muy sencillo: crear una sensación de profundidad donde el sujeto que visualiza la imagen siente la lejanía de las construcciones a la par que ensancha la pradera, dando más sensación de estar al aire libre y de ser una gran extensión de terreno.
Para el soldado he empleado solo el color negro muy oscuro, como si éste se encontrara a contraluz. Mi idea en principio era utilizar el lápiz blanco para dar unos brillos laterales al soldado y a los edificios (y a algunos brillos en la pradera). Pero cuán fue mi sorpresa cuando al intentar aplicar el lápiz sobre el carboncillo no pintaba absolutamente nada. Pido disculpas por esto, por supuesto. Antes tenía un lápiz blanco que sí lo hacía y pensaba que con el que había elegido también iba a pasar.
No voy a darle más vueltas, el resto de detalles se aprecian en el vídeo. Esta vez he decidido variar y no poner temas de la Leyenda de Zelda, como ya prometí en su momento. Para el vídeo he elegido la banda sonora original del clásico “Medal of Honor” (concretamente de los títulos “Frontline” y “European Assault”) que sinceramente creo que encaja mejor.
Pues nada, os dejo con el vídeo. Espero que os guste.
Salu2
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