La verdad es que nunca hasta ahora había visto una representación de la máscara de Majora fiel al modelo original del juego bien conseguida. Siempre algunos detalles hacían de esa representación una abominación que prácticamente insultaba a la saga “The Legend of Zelda”. De hecho, hasta ahora, tan sólo daba mi visto bueno a la representación en papel (o modelo papercraft) y el motivo no era otro que su fiel reproducción poligonal al modelo (todo gracias a que Majora’s Mask tuvo una ubicación temporal afortunada y no fue desarrollado en la época del HD y los miles de polígonos). De hecho, sigue siendo a día de hoy la mejor representación, ya que es éste en sí el modelo verdaderamente leal, es por ello que lo eligiera como definitivo para lucir en mi habitación. El problema es que no deja de ser un modelo hecho a papel que siempre es frágil y de débil cohesión entre sus diferentes piezas (pinchos que salen de la superficie de la máscara).
Pero hasta el día de hoy no había visto una reproducción hecha en madera tan leal como la que os muestro a continuación. Además, este modelo presume de un gran detallismo, se puede ver que está muy bien elaborada la máscara cuidándose cada detalle y cada textura. Y el vaciado, lejos de ser un proceso sencillo para realizar a mano, está perfeccionado hasta tal punto que se puede considerar una auténtica obra de arte. El detalle de los tornillos, de los que se desconoce su presencia en la mascara auténtica debido al apartado gráfico de la Nintendo 64, deja un acabado impresionante para la parte trasera de la máscara.
Hay que reconocer que es complicado obtener la forma real de la máscara contando únicamente con las representaciones gráficas (artworks) y la versión 3D poligonada. Fabricar una máscara en madera a partir de esa escasa información es difícil, pero lograr que ese trozo de madera consiga convertirse en una fiel imitación es aún más complejo.
Quizás el único fallo, como puede apreciarse con mayor detalle en las siguientes fotos, sea el resultado final de la pintura. No se trata de los colores, que sin duda tienen una tonalidad adecuada, sino más bien del acabado final de la pintura que muestra una textura poco convincente. Ese resultado de pintura “blanda”, quizás fruto de haber aplicado varias capas de pintura o de haberla pintado con abundante pigmento, quita seriedad a la máscara haciendo que el acabado final sea más “infantil”. Luce como si la hubiera pintado un niño de primaria con unas témperas en clase para regalárselo a su viejo por el día del padre. Me sorprende que el autor se haya conformado con este aspecto final cuando, hoy en día, con pintura pueden llegar a hacerse auténticas virguerías, como las que hacen los modelistas de figuras Warhammer, que aplican cada textura a sus figuras que hacen que uno se quede boquiabierto.
No estoy quitándole mérito, ojo, simplemente quiero resaltar que quizás ese sea el único fallo que haya provocado que no se le pueda dar un diez a esta obra. Observad en las siguientes imágenes a lo que hago referencia:
Quizás con una mano de lija fina, desvaneciendo esa textura aunque, por contra, también el color, hubiera quedado mucho mejor esta magnífica pieza. En los pinchos por ejemplo puede verse este efecto que, en mi humilde opinión, da un aspecto mucho más realista a la máscara.
En fin, en resumen he de decir que me ha sorprendido gratamente encontrar un artículo de tal calidad hecho por un aficionado. Con la única pega de la pintura creo que estamos ante una verdadera proeza artística. Y por supuesto tened claro que yo pagaría por tener una de estas (aunque mayor sería mi cifra por aprender a hacerla). Ya sólo me queda ver, por ejemplo, una Espada Maestra fielmente reproducida. Espero que me pueda llevar esa alegría también próximamente.
Bueno y también espero que os haya gustado tanto como a mí.
Salu2
Comentarios